La penúltima

«¿Me hará caso?, igual con una copa de vino es más fácil.» Se acercó a ella, le dio una copa y le dijo cosas graciosas. Ella lo miró seria, luego se relajó, al final rió. Voy por otra. Se alejó, la estrategia funcionaba. Copas, música y susurros.  Las miradas y la tensión. Ella se acercó a despedirse.
—Te invito la última, en mi casa.
Ella aceptó.
«Funcionan, las copas funcionan».
Besos en la parte trasera del taxi. Pero no había pasión, ella parecía un trapo. Para cuando el taxi llegó le pidió que la llevara, la penúltima copa había sobrado.

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