Un picor en los huevos

Era miércoles y me desperté con resaca y un intenso picor en los huevos. Acababa de volver de las vacaciones veraniegas y regresar al trabajo había sido peor que otros años. Simplemente no quería volver a la oficina. Miré el despertador y me dejé caer de nuevo en la almohada.

El lunes había sido un día completamente improductivo, mi mente seguía en la playa. El martes el malestar fue general pero ya sobresalía la necesidad de rascarme el molesto picor. Me había costado un infierno levantarme de la cama y mientras iba a la oficina en moto ―intentando recrear el aire fresco de la playa―  veía como un edificio moderno, de cristales  y estructura de metal, se iba acercando y sentía que el picor en la entrepierna aumentaba de intensidad.

Seguir leyendo >> aquí